Desde el príncipe Harry en Afganistán hasta Tom Cruise hablando sobre Scientology y la iconografía del levantamiento birmano, los blogs nunca han sido más grandes. Logra ayudar a elegir a los directores y derrocar a los procuradores generales a la vez que celebra las minucias de nuestras obsesiones cotidianas.

El Huffington Post
La historia de los blogs políticos lograría fraccionarse en los períodos anteriores y posteriores a Huffington. Antes de que la liberal millonaria Arianna Huffington decidiera participar, los blogueros operaron en un espíritu de solidaridad. Odiaban a los medios de comunicación tradicionales, y el sentimiento era mutuo.

Los bloggers se vieron a sí mismos como mariquitas, aplastando la arrogancia de las elites establecidas desde las computadoras de su hogar, en sus pijamas, hasta altas horas de la noche. Entonces, cuando, en 2004, Huffington decidió movilizar su fortuna y sus conexiones con los medios para crear, desde cero, un blog liberal emblemático del que fue ridiculizada.

Boing Boing
Las reconstrucciones de Lego de videos pop y pasteles horneados en forma de iPod no se consideran generalmente relevantes para un debate político serio. Pero incluso los blogueros más serios a menudo se toman el tiempo de su apretada agenda para transmitir algo de entretenido efímero geek. Nadie ha hecho más para promover cosas inútiles, aunque extrañamente interesantes, que desperdician el tiempo en la red que los editores de Boing Boing.

Se arrojó en enero de 2000 y ha tenido una influencia inconmensurable en el estilo y el lenguaje de los blogs. Pero escondido entre las imágenes de los reproductores de CD a vapor y los paños de cocina Darth Vader, existe una agenda política acérrima y ultra liberal, defender la web como un medio global sin control estatal ni corporativo.

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Boing Boing cuenta los casos en que regímenes despóticos han silenciado o encarcelado a los bloggers. Auxilió al canal blogger a despreciar a Yahoo y Google cuando se terciaron por los censores de China para ganar oportunidades de inversión.  Lo hace todo con un encanto suave e irreverente, contaminado solo ocasionalmente con tizones gratuitos.